Fin de año

Esto de celebra la Navidad en pleno verano es un autentico lujo, da muchísimo juego. Ya sabeis que aquí las fiestas se hacen de casa en casa y  Mónica tuvo la gentileza de invitarnos a pasar la noche vieja (o la fiesta de año nuevo, como dicen aquí) a su mega parrillada.

A los niños no les puse sus mejores galas, sabía que iban a terminar rebozados por el césped jugando con alguien. Así que, este año los vestí de trapillo.

Nada de uvas, ni arándanos, si nada que se le parezca. Aquí solo hacen una cuenta atrás y ¡ala! todo el mundo a besarse. Pensándolo bien prefiero eso que tomarse 12 cucharadas de lentejas como en Italia.

A las 12 empezaron los fuegos artificiales pero desde casa de Mónica no se veían mucho, lo suficiente para que Nico se asustara y se metiera debajo de la mesa. Imposible sacarlo, creedme.

Después se fueron a dormir a unas de las habitaciones de los hijos de Mónica y nos dejaron disfrutar un poquito más de la noche.

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