Seis colegioS lleva Rocío en su historia académica. Seis colegios de cinco ciudades diferentes. Unos públicos, otros concertados y hasta privados. Cada uno con sus normas, su cultura, e incluso su lengua (y no sólo lo digo por la época en que estuvimos viviendo en U.K., ya que Rocío estuvo dos años en la Alianza Francesa), y en todos se ha atenido que acoplar.
Al poco de saber que nos íbamos a vivir a Chile tuvimos una reunión con la profesora de Rocío – en aquel entonces tenía 4 añitos- para preguntarle cómo la veía académica y socialmente. Si pensaba que teníamos que trabajar con ella algo ya que iba a estar mucho tiempo sin escolarizar (hay que tener en cuenta que nos fuimos en enero y hasta marzo no empezaba el colegio en el hemisferio sur). La profesora lo tenía claro.
Su respuesta fue: «tu hija no va a tener ningún problema de adaptación o socialización de ninguna clase. Es segura, es amable y sabe hacer amigos. Aquí esta siempre rodeada de niños y se le ve feliz».
Y así de contentos nos fuimos al otro lado del charco, con cero preocupaciones sobre la socialización de nuestra hija. Pero pronto nos dimos cuenta de que no iba a ser tan fácil.
Llegar a Chile en enero, en pleno mes de vacaciones donde pocos niños se encontraban por las calles, fue un poco difícil para ella. Y por mucho que hubiéramos trabajado el tema de la mudanza, verse de repente lejos de su barrio, de sus amigos, de la familia, … en definitiva, su zona de confort, … no fue tarea fácil.
Empezó el cole nuevo con mucha ilusión, la misma con que la recibieron la primera semana por ser «la nueva y extranjera». Pero si algo hemos aprendido en estos 6 años de acoplamiento a diferentes situaciones, es que «la novedad» se pasa a las dos semanas. A partir de ahí eres una más de un grupo de unos 30 niños.
El cuento corto es que en el primer cole no cuajó muy bien. No sé muy bien qué pasó y cuál fue el desencadenante. Imagino que fue un poco por las dos partes. Ella empezó a sentirse fuera de lugar, que no encajaba y empezó a tener una actitud de quejarse por todo. Ellos tampoco se lo pusieron fácil (no voy a entrar en detalles).
En el siguiente cole todo fue muy diferente. Quizá la fue la experiencia que llevaba ya aprendida de «no puedes gustarle a todo el mundo» o quizá fue que encontró a su AMIGA DEL ALMA. Pero la cosa es que ella se sentía aceptada y feliz, y evidentemente nosotros también estábamos felices.
Pero como ya sabéis tuvimos más cambios de país y con ellos de colegio. ¿Sabéis una cosa? en cada lugar se socializa de una manera. Los ingleses tienen muchas cosas buenas pero no son la alegría de la huerta y a veces los latinos somos muy de piel, o dicho de otra manera «invadimos ligeramente el espacio personal del inglés». Para que veáis que no exagero, al poco tiempo de estar en el cole en Inglaterra nos llamó la profe de Rocío para hablarnos de su comportamiento. Al parecer la chiquilla, cuando estaban en la fila para entrar en clase se giraba y abrazaba al compañero de detrás. Muchos de nuestros comportamientos pueden parecer fuera de lugar e incluso maleducados.
En fin, que a Rocío le tocó llegar, ver y observar, y modificar (no siempre de forma acertada) su forma de comportarse para ser aceptada. Y ser aceptada y socializar son unas de las necesidades básicas más importantes para tener bienestar. A los adultos nos pasa lo mismo y eso que tenemos más recursos que los niños y estamos más formados emocionalmente. Todos necesitamos sentirnos parte de un grupo.
La gente piensa que con tanto cambio, con tanto esfuerzo para acoplarse a nuevas situaciones, mis hijos son unos craks en eso de empezar de nuevo, de hacerse amigos. Nada más lejos de la realidad. A veces tanto cambio, tanto amoldarse a culturas nuevas a códigos sociales nuevos pueden provocar en algunos niños inseguridades. ¡Ojo, que no a todos los niños les pasa! En concreto, Rocío es un manojo de emociones andante y tiene que aprender a trabajarlas más que otro tipo de niños.
Hoy por hoy creo que lo que más ansía mi hija es tener un mejor amiga, de esas con la que te sientes segura, por la que te levantas con ganas de ir al cole porque sabes que después de las tediosas clases jugarás con ella en el recreo. Después de tantos compañeros a Rocío le cuesta mostrarse tal y como es. Llega los primeros días de cole con el miedo de tener que ser aceptada de nuevo y sabiendo que el acercamiento del principio desaparece la segunda semana. Todo eso ya lo sabe, así que va con pies de plomo. Cuando pisa un grupo nuevo lo primero que piensa es: a ver, cómo tengo que ser yo para ser aceptada.
Mucha gente me comenta la suerte que tienen mis hijos de haber vivido tantas experiencias, de ser «niños del mundo». Están seguros que el día de mañana les saldrán por algún lado todas esas vivencias. No sé, no lo tengo tan claro. Ojalá sea así.
Sé que mis hijos han ido dejando amigos en todos los sitios donde han estado. Tienen amigos chilenos y portugueses (de nuestra etapa en U.k.) con los que hoy siguen manteniendo contacto (bendito WhatsApp). Muchas veces echo la vista atrás y pienso: ojalá mis hijos hubieran tenido ese amigo del alma con el que empezaron el cole a los 3 años y ahora son cómplices en el día a día.
Tranquila, yo también viví muchos cambios de colegio y no hace daño para nada, al contrario conoces gente de diversos lugares (en mi caso solo españa) y haces amigos (eso de los amigos desde infantil son cuentos chinos) lo he tenido y se vuelven del reves como calcetines… tendran miles de amigos que iran y vendran y solo algunos se quedaran, ánimo seguro que ella conseguira hacer muchos amiguitos pronto
Pues estoy convencida que todas las vivencias son aprendizajes, a veces queremos una vida sin complicaciones, fácil, tranquila… Pero creo que la vida es aprendizaje, yo no tengo mejor amiga del cole, tengo varias mejores amigas repartidas por ahí, del cole no me queda ninguna, la verdad, si en cambio del pueblo, de mi trabajo anterior… Y mis hijos tienen amigos como yo… Repartidos, aunque en este cole las niñas si tienen mejores amigos y Álex un grupito… La vida es aprendizaje, repito, y todo lo que viven les vendrá bien en el futuro. Rocío encontrará su mejor amiga, igual no en el cole, igual en algún deporte, o en Valencia… Todo llega. Las mamás tenemos que tranquilizarnos, yo no fui siempre aceptada en el cole, pero aquí me tienes, en lo que me conoces sabes que aunque me muera de vergüenza al principio, acabo encontrando a gente maja como tú!!!(vaya rollo te he echado)
Lo sé Elena. Yo tampoco era de muchas amigas en el cole y ahora soy feliz como una perdiz. Pero también sé que me hubiera encantado tener un buen grupo de amigas en el cole.
Rocío es la que más ha aprendido de mis otros hijos de estos de estos 6 años fuera. Resurge como el ave Fénix. Pero mientras cogen impulso ahí estamos las madres padeciendo un poquito.
Qué te voy a contar, sabes todo nuestra vida en Inglaterra. Rocío en Cádiz, está feliz.
Amparo, has cambiado de teléfono?.
No se nada de ti.
Gonzalo manda muchos recuerdos a Rocío, y dice que él es su amigo.