Siento mucho no haber escrito antes algo, pero es que estaba tan a gustito en Valencia que decidí disfrutar del momento. Y después a la vuelta digamos que el frío repentino me ha congelado medio cuerpo y con el otro medio tenía que ponerme al día de trabajo, colegios y organización de la casa.
En fin, qué os voy a contar, que me lo he pasado pipa. Todos los días tenía plan, comida, cena, cafecito (por lo que vuelvo con varios kilos de más) playita, piscina, o paseo por el centro de la ciudad. Como auténticos «guiris» no hemos parado y aunque finalmente no hemos subido al «bus turistic», ya que hacía mucho calor y era un poquito caro, decidimos cambiarlo por el Oceanográfico, que también era caro pero por lo menos veíamos a los delfines.
Tengo que confesar que he sido la culpable de que en Decathlon se agotaran las existencias de algunos productos: calcetines de montaña, ropa térmica (para el frío Curicano), bañadores, camisetas, polares, … Vamos que entre eso y Zara llené la maleta vacía que teníamos.
Hemos cargado las pilas con los amigos y la familia, que siempre viene bien estar con los tuyos. Hemos comido paellas, muchas paellas, paellas buenas, malas y regulares; y es que parece que es la comida oficial del verano para todo turista que se precie y nosotros no somos menos. También hemos conocido a novios nuevos y nos han dado grandes noticias, ¡Felicidades a Marta y Pablo!. Y es que la vida ha continuado y en un año y medio las cosas cambian mucho.
Los niños, como podéis imaginar, se lo han pasado pipa con los primos. Y han sido los niños más regaloneados por los abuelos que tenían muchas ganas de verlos. Se han vuelto a encontrar con amigos del parque y del cole, y oye, como si se hubieran visto ayer, ¡impresionante, qué facilidad!. Y han podido disfrutar de las playas haciendo castillos de arena y bañándose en sus aguas calentitas sin riesgos de tsunamis.
Incluso gracias a Marc, el novio de Inés, tuvieron sesión musical y pudieron tocar la batería. Voy a plantearme comprarle una a Nico, no lo hizo del todo mal.
COMIENDO PAELLA
UNA HORCHATITA PARA REFRESCARSE
CON LOS AMIGOS
EN LA PLAYA
MERENDADO EN «LA MÁS BONITA».
No me lo podía perder, lo había visto en mil blogs y estaba al ladito de la playa, así que hice el gran esfuerzo de pedirme una deliciosa tarta red velvet.
EN EL PASEO
CENA FAMILIAR. Normalente en verano hacemos una cena en la playa toda la familia: tortilla, pan, longanizas, …, melón. Este año una nube negra cambió los planes y cenamos todos en el apartamento. Allí mi padre, al estilo militar, condecoró a los niños por sus grandes méritos. Los niños, felices.
JUGANDO A INDIOS Y VAQUEROS EN CHELLA
PASEAMOS POR EL CENTRO DE LA CIUDAD.
EN EL OCEANOFRÁFICO
CON OCTAVIO Y SU COCA DE LLANDA
CON LOS AMIGOS DEL COLE
ÚLTIMOS DÍAS DE PLAYA
Conclusión, me ha costado volver. Me encanta mi cuidad, me encanta mi gente, me encanta incluso el calor pegajoso de Valencia, bueno esto no lo tenía tan claro el día que pasamos un calor de poniente en Chella que casi me da un sofocón, y volveremos en Navidad como el turrón y ahí si que podremos disfrutar con cada uno de vosotros.
Me encanta que hayas disfrutado de tus 20 días en tu ciudad siendo una auténtica guiri como tu dices.
Tus hijos para comérselos.
Nos volvemos a ver en navidad
Siempre es un gusto volver a verte….estoy segura que has disfrutado mucho de Valencia…un beso y hasta pronto
Sencillamente … genial. Y Nico va para batería de un grupooooo … comprasela ya¡¡¡
😉
Un besazooooo a todos.
PD: Mi foto con la coca y con Rocío es … perfecta.
Me alegró mucho poder verte!! Para Navidad nos vemos todos.que os acabais de ir y ya os echamos de menos.besos