Y llegó mi Santo. Creo que es el día que más he echado de menos a mi gente. Y es que mi Santo en mi casa ha sido un día muy especial.
Cuando vivía en casa de mis padres solíamos ir a misa de Infantes y luego a desayunar chocolate con churros a Santa Catalina, luego cuando tuve a los peques llegábamos directamente al chocolate con churros que era lo que a los niños más les gustaba.
Cuando vivíamos en la avenida Mª Cristina venía toda la familia (y cuando digo toda la familia me refiero a padres, hermana, sobrinos, tías, primas, etc) y de paso que me felicitaban se quedaban a ver desde mi balcón la procesión de la Virgen de los Desamparados, eso fue una de las cosas que influyó para cambiarnos de casa, je, je, es broma.
Total, todo un día de celebraciones en honor a mi Virgen, y un poquito a mí también, y yo más feliz que una perdiz.
Aquí a sido todo muy distinto, intentamos celebrarlo comiendo fuera pero al ser la celebración de el día de la madre , y teníendo en cuenta que no se nos ocurrió reservar, fue complicado. Finalmente comimos en un restaurante que nunca voy a recomendar ir, en el que nos moríamos de frío, nos sirvieron muy tarde y me tiraron una copa de vino encima de la única chaqueta que tengo. Un desastre.
Como dice Pablo: «de ahora en adelante mi Santo solo puede ir a mejor». Por lo menos disfrutaré con el masaje que me ha regalado en un spa.
Os dejo con la versión Curicana de la procesión de la Virgen. Con todo nuestro cariño y respeto.
uyyyyyy, que morriña notoooo.
Muchos besos y abrazos desde Valencia.