¡¡¡Socorro!!! Tengo una hija de dos años (los terribles dos años)

Cuando la periodista Samanta Villar se quejaba de que la vida maternal es dura tenía toda la razón. Con lo que ya no estoy de acuerdo es con su afirmación de que «con la maternidad perdías calidad de vida«. Creo que ese comentario no estuvo muy acertado. Pero sí, la maternidad es dura.

Es dura porque tienes  una persona a tu cargo que depende de ti; porque va creciendo y empieza a relucir su personalidad. Tu trabajo es darle las herramientas para que sea un adulto responsable y feliz. Sin imponer tu criterio o tu punto de vista (ahí está lo difícil), enseñándoles a pensar y a tomar decisiones. Ahí es nada.

Yo ahora mismo soy madre de una niña pre-adolescente que se debate entre jugar con muñecas o tener un teléfono propio para grabarse a si misma haciendo el tonto (obvio que no tiene teléfono). Un niño tan impulsivo como amoroso que quiere ser Oliver Atom, y una pequeña terremoto que habla un idioma que aún no hemos descifrado.

Ya que otras veces he compartido anécdotas de mis hijos mayores, hoy me voy a centrar en la pequeña Ximena y sus dos años de edad.

Los terribles dos años

Je, je, te parecerá gracioso pero cuando he buscado en internet, la frase más repetida era «los terribles 2». Y razones no les faltan.

Para ser fiel a la verdad, Ximena aún no ha cumplido los 2 años y ya estoy apreciando lo que será una etapa difícil tanto para nosotros, los padres, como para ella.

¿Y por qué es tan complicada esta edad? 

– Los niños empiezan a sacar su personalidad. Cuando nace un bebé siempre te dicen que la cuarentena sirve para conoceros el bebé y tú, y acoplaros. Después de conoceros es bastante fácil (aunque también cansado) manejar a un bebé. <Tú le vistes, tú le bañas, tú le das la leche, …>Pero cuando empiezan a crecer empieza a descubrir sus propios gustos: <No quiero esta ropa, no me apetece bañarme ahora, no me gusta esa comida.> Totalmente lógico por un lado, pero muy incómodo para nosotras que no siempre tenemos tiempo para «discutir» con un niño/a de dos años sobre qué ropa se pone hoy.

– No podemos razonar mucho con ellos. Podemos explicarles, claro que sí. Pero son pequeños para entender todas las normas  que existen en nuestra sociedad <Por ejemplo el querer llevar suéter de lana en pleno verano, o que hay que cambiar el pañal cada vez que está sucio> 

– Están frustrados. No dominan muy bien el lenguaje. Aunque nos van entendiendo cada vez más, les es muy frustrante ver cómo ellos te sueltan una parrafada para explicarte que quieren un plátano y tú les das leche. Totalmente entendible su frustración.

Pues todas estas cosas me pasan a mí con Ximena. Por un lado habla un idioma inventado: (estoy planteándome patentarlo) algo de español, algo de inglés, y si presto mucha atención he apreciado algo parecido al chino también. Imagínate, imposible entenderla. De ahí su cara de «pocos amigos» cuando me pide algo y yo le ofrezco tres cosas diferentes y ninguna es la que ella quiere.

Luego tenemos el momento NO ME QUITES LA ROPA POR LO QUE MÁS QUIERAS, que es prácticamente cuando siente como parte de su piel el pijama de la noche y cada botón que desabrochas en como si le arrancaras el alma. Éste se une muchas veces al MOMENTO NUDISTA en el que corre por la casa como una manifestante huyendo de la policía cada vez que quiero volver a vestirla. No existe canción, juego, cuento o invento alguno que evite que vaya desvistiéndose mientras la visto. Brazo que meto en el body, brazo que saca.

También existe el MOMENTO PAÑAL que es primo hermano de los anteriores. Y sí señores, he tenido que cambiar un pañal mientras ella estaba de pié por que era imposible mantenerla acostada. Y sí, hay truquillos como subirle el body y engancharlo por la zona de la nuca, por ejemplo.

Para que te hagas una idea, ni la mejor llave de judo podría mantener a un bebé tumbado si a él no le da la gana.

Luego tengo el MOMENTO DOY DE COMER A LAS PALOMAS. Que es cuando Ximena decide que ya no quiere más comida y desde su trona tira todo lo que le sobra al suelo dándole de comer a todas aquellas palomas imaginarias que cree mi hija que tenemos en casa.

Y el MOMENTO CALIMERO en el que Ximena piensa que «los mayores no le comprenden». Y se sienta triste, desolada y desconsolada en medio de … donde le pille, que posiblemente sea la calle.

terribles-2

Los dos años son difíciles

Hay que entenderla. Rodeada de gente más alta que ella que pasan a su lado con pasos de gigante, sin entender lo que nos pide. En una casa donde la mayoría de la veces se choca con algo y con una inestabilidad y psicomotricidad poco desarrollada que hace que la mayoría de las veces caiga al suelo ¿Es o no es para estar enfadada con el mundo? Yo estaría más que frustrada.

¿Qué os parecen los terribles dos años? Entretenidos como mínimo, y eso que no he hablado de las rabietas.

Sitios con tips para pasar lo mejor que puedas esta etapa hay muchos. Yo te aconsejo paciencia, mil de paciencia y sentido del humor.

 

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11 comentarios

  1. Ay. Qué identificada me he sentido. Mi peque tiene 20 meses pero apunta maneras. ..salvo lo de calimero que, de momento, no lo ha hecho…le resto es el pan nuestro de cada día. Empezaba a pensar que le daba alergia el pañal del drama que es para él que se lo ponga…

    1. Made made in Spain dice: Responder

      Je je, es que todos pasan por las mismas fases.

  2. No te engañes, luego vienen los terribles 3, los horribles 4… Y así hasta la adolescencia. ¡Esto es por dar ánimos!

  3. Pues en mi caso con mi hija los dos años fueron una liberación.
    El que ya hablara ayudó a que cuando algo le pasaba lo pudiera explicar.
    Y es verdad que sufrimos pataletas pero en general con la mala fama que tenian fue una buena etapa para mi.

  4. Mi pequeña dictadora tiene 22 meses y si, has leído bien, la llamo mi pequeña dictadora jajaja así que te entiendo y corroboro todos los momentos que explicas. Nos espera un año jodido jajajaja pero divertido (eso espero )

  5. Totalmente de acuerdo, yo con la Manzanita hace solo unos meses que salí de los terribles 2 años y quizás si tienen mucho de terribles pero más de adorables, es la etapa en la que están más graciosos, sus mil ocurrencias y sus conversaciones son para no despegarte de ellos ni un minuto, luego ya se hacen mayores y el salto de 2 a 3 se nota, ya con los 3 años el bebé no existe se ha esfumado para siempre. Bueno tú lo sabes bien que tienes 2 mayores y ya una pre-adolescente!!!

  6. Pues yo creo que unos cardan la lana y otros se llevan la fama. Me explico, la cosa no mejora cuando cumplen 3, como si los terribles dos fueran algo exacto o se acabaran en algún momento. Yo lo veo mas bien como una eclosión de su personalidad después de la cual no hay vuelta atrás 😉

  7. Desde luego cada niño es un mundo.. si este post lo hubiera leído antes de que naciera mi segundo hijo habría pensado que exagerabas, de corazón.
    Del primero al segundo hubo un mundo en el tema rabietas.. con el primero ni las olí, con el segundo me hice un master en lo mismo que cuentas tú.
    ¡Ánimo que esto también se pasa! jejejeje

  8. Ainss, yo ya lo tengo superado. Los terribles 2 sirven para hacer callo para los siguientes terribles, los 3 los 4 los 5…. En cada edad hay un nuevo hándicap que superar, uff a mi los seis me están superando un poquito.
    Muchos ánimos y que se le pase pronto la rebeldía.
    Besos!

  9. Mucho no puedo opinar porque siempre he dicho que tuve la suerte de no pasar los terribles 2 ni los 3 ni los 4. La verdad es que no recuerdo capítulos especialmente destacables en este sentido. Me salió bastante tranquilito 😉

  10. Te entiendo perfectamente, el mio también esta en esa época que tan bien describes, es que es exacto lo de la ropa, el pañal, ufff
    Pero lo peor es cuando ves que quiere comunicarse y no lo entiendes, ahí se frustra muchisimo.
    Bss

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