Las 7 tazas

Primer fin de semana con Octavio. ¿Qué podemos enseñarle a un chico que ha viajad por medio mundo? Descartamos Viña y Valparaiso, que aunque a mi me gustaron, a decir verdad, tenían un toque «zona del Carmen» por su aire alternativo, su graffitis y su olor a pipí en las esquinas. Octavio que en estos años ha viajado a Rumanía, China, Mónaco, Rusia, Canadá, Brasil, Argentina, Bulgaria, Vietnam, Camboya … y así hasta 23 paises, ponía el listón muy alto y solo se nos ocurrió ir a ver las 7 tazas.

Las 7 tazas son 7 caídas de agua, y sus «tazas» que el río Claro de Molina ha formado a través de miles de años en la dura roca basáltica. Como información interesante os cuento que han habido 2 veces que se han secado, lo que provocó el pánico de sus gentes ya que mueve mucho turismo. Una fue con el terremoto de hace 3 años y la otra por un empresario que desvió el agua para su uso privado, je, je.

Y allá que nos fuimos los 5 a la cabaña que Fernando, un descendiente de Españoles que vivió en Valencia y hace 4 años volvió a Chile a trabajar como «patrón» de las tierras que tenía su familia, en las que ha montado un camping para alojar a la gente que visita este parque natural (de este tipo hablaremos otro día porque da mucho juego).

Y después de más de un hora de caminata de ida y otra de vuelta, tocaba coger fuerzas para el día siguiente.

Y sí, eso que estáis viendo son dos bocadillos con dos hamburguesas cada uno, tomate, queso, huevo, … algo liviano para terminar el día. Por que para los que no conozcan a Octavio y como consejo para cualquiera que quiera invitarlo a su casa (con todo mi cariño) él nunca cena, él hace un desayuno fuerte: un poco de leche, y un bocadillo, je, je, je, qué gracioso el Octavio, menudo saque tiene el amigo.

La verdad es que lo hacía por echar una manita. Nuestro «picasso» (coche 100% de ciudad) apenas llegó a la cabaña a causa de lo cargado que iba, de las cuestas y de las malas condiciones del camino, así que, teníamos que intentar gastar todas las provisiones de alimentos que habíamos llevado para poder ir mas ligeritos.

Al día siguiente Octavio, aprovechando que sabe montar a caballo, fue con un grupo a otro parque natural. Nosotros optamos por dar un paseo con los niños, pero antes los peques se dieron una vueltecita con Oc.

La escapada a las 7 tazas dio para mucho. Tuvimos muy buenas intalaciones en la cabaña (aunque no es comparable con la cabaña de Pucón de Mª Luisa) y pudimos utilizar el quincho (barbacoa para el hemisferio norte) para hacer unos entrecots y unas salchichitas para los niños. Rocío y Nico disfrutaron de lo lindo.

Fernando, el dueño, había construido toda una zona de juegos para sus hijos, y los alrededores estaban llenos de puentes que llegaban a casita de juegos. Todo un paraíso para los niños.

SI TE GUSTÓ EL POST. COMPÁRTELO POR FAVOR.
Pin on PinterestShare on FacebookShare on Google+Tweet about this on Twitter

7 comentarios

  1. maria jose donoso guerra dice: Responder

    Hola amparo. … me encantó tu texto! !! Felicitaciones .. quedó de magazine!!! ! Cariños

  2. Anónimo dice: Responder

    Muy lindo paseo Amparo es que las fotografías están fenomenales un abrazo!

  3. Anónimo dice: Responder

    ¡Qué bonito! Vemos que lo habéis psado de maravilla. Nos alegramos mucho. Ah, ¿y eso que veo es una manduca? Jajaja. Besos. Isa, Ángel y Lucía

    1. amparoredondo dice: Responder

      Si es una manduca. YA sabes que a mi también me encantan los portabebés. El fular lo dejé en Valencia y aquí me dejaron esta manduca que es genial.

  4. OC dice: Responder

    Doy fe de que nos lo pasamos fenomenal. Y es en casa donde no suelo cenar 🙂

  5. MAVI dice: Responder

    Todavía cabe en el portabebes Nico?, pesará ya un montón

  6. tia Chari dice: Responder

    Que dia mas bueno pasasteis!!!!!!!!!!!!!! Las fotos preciosas