Hoy, a la playa

Desde que estamos aquí Pablo se esfuerza para que me sienta a gusto. Sabe que echo de menos a la familia y con eso no puede hacer nada, pero con todo lo demás, si está en su mano, intenta complacerme.

Curicó es una ciudad pequeña y en el mes de Febrero, que sería como nuestro Agosto, no hay mucho que hacer. La gente está de vacaciones y en las horas de calor a pocos sitios puedes ir quitando el centro comercial; y los que nos conocéis, sabéis que a nosotros no nos gusta mucho ir al centro comercial con los niños a pasar el rato; así que hay que ingeniárselas. Si le sumas que aquí no hay playa y que hay que coger el coche para todo … se va complicando la cosa.

Estoy acostumbrada a la vida acelerada de la ciudad (y eso que Valencia no es super grande) con un montón de estímulos. Si no sabíamos que hacer allí, fácilmente salían un par de opciones. Con buen tiempo: Viveros, playa, Gulliver; con mal tiempo: un sitio de bolas, quedar con Ana y Jose, ir a ver a la familia, … .

Ahora hay que empezar a acostrumbrarse a otro tipo de vida y si le encuentro el punto será incluso más reconfortante. Tendré que aprender y enseñar a mis hijos de disfrutar de lo que hay, sin más. Ahora tienen jardín y está prohibido aburrirse en una casa con jardín.

Bueno, la cuestión es que Pablo ha propuesto hoy ir a la playa. A mí me dan miedo las playas de aquí por el riesgo de tsunamis. Uno de los primeros consejos de Mª Luisa fue: si estás en una zona costera y hay un terremoto grande (de esos que no te puedes levantar del suelo) tienes 45 min para subir a un cerro (por suerte aquí todas las playas tienen su cerro) ya que después viene un tsunami. Con este consejo ¿quién no tendría miedo a las playas? (Ya iré a Denia a ver a mi amiga Mavi).

Bueno, total, que nos hemos ido a pasar el día a Iloca y sí, en el terremoto de hace un par de años les llegó el tsunami. Por suerte dicen que hasta dentro de unos 60 años ya no tendrán más terremotos (a mi ya no me pilla).

Pero antes de llegar hemos parado a ver un puente colgante que hemos encontrado cerca de la carretera, je je, que miedito hemos pasado Rocío y yo.

Iloca me ha recordado un poco a la locura desordenada de Benidorm todo lleno de chiringuitos, eso sí con el agua más fría. Yo tengo la mala costumbre de compararlo con lo que conozco, y claro me acuerdo de los últimos veranos de Denia, y…  aquí veo esas olas gigantes que si las veo en la Patacona salgo corriendo camino arriba.

Nos lo hemos pasado muy bien y eso a tenía un precio: el pobre Pablo se ha quemado la espalda (qué desastre). Eso nos pasa por no ponernos crema solar. Les ponemos a los niños y tan anchos.

En fin, tendremos que acostumbrarnos a tener la playa a un par de horas en coche.

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4 comentarios

  1. MAVI dice: Responder

    Con los vídeos es como si estuvierais más cerca.
    Te he notado muy nostálgica…
    Muy impactante lo del tsunami.
    Muy valiente por cruzar el puente, me recordabas a mi.
    Te he mandado fotos desde el mail de Mikel.
    besos y abrazoz

  2. MIKEL dice: Responder

    Hola Amparo
    Soy Mikel, Siento no haber podido despedirme de vosotros. Dale de mi parte un abrazo a Pablo, besos a Niko y Rocío. Ánimo!!

  3. CARMEN dice: Responder

    Al principio todo es diferente, raro y en algunos casos difícil de entender, pero ahi esta la parte emocionante, aprender, sobrevivir, disfrutar y conocer, Mucho ánimo y los niños estan preciosos, a seguir disfrutando…

    1. amparoredondo dice: Responder

      Agradezco un montón tus comentarios, sobre todo por que tu has vivido lo mismo y me ayuda a ver como enfocaste las cosas.
      Besitos a todos

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